domingo, 20 de marzo de 2011

Diosa, poetisa, mujer …

Diosa, poetisa, mujer …



En tus oscuros ojos
se guardan los versos más bellos
que entusiasmado leo
cuando me miras mientras bailas
la danza del vientre en mi cuerpo.
Entre jadeos y espasmos,
en toda tu cara, mujer amada
aparece la poesía sin palabras.

Poetisa,
tu mano
no dibuja letras en la piel
no escribe sobre el blanco papel.
Tu mano, quita miedos y mentiras
se abre paso con caricias
para escribir, poetisa, 
el poema de la vida.
Rima musical
que cantan la tierra y el sol,
el cielo y el mar
canción de sirenas que embriaga,
que anima, que te acompaña
más allá,
aún más allá,
mucho más allá.

Sin estar a tu lado
verdad es 
que sin tocarte, te siento
que sin mirarte, te veo
sin estar a tu lado, verdad es, diosa
que te escucho y que te hablo.

martes, 8 de marzo de 2011

En mayo, en casa ...


Volveré a casa en mayo  y coincidiré con las golondrinas que como cada año, vuelve a ocupar su nido en el farol
Volveré a casa en mayo con vuestra ausencia y mi vacío.
Cuando el hermoso árbol azul empiece a dar sus primeras flores moradas, yo volveré a casa. Nuestra casa me preguntará: ¿Por qué no estáis?  Esa misma pregunta me la harán los arbustos, las piedras, el paellero y la valla, el garaje y la mini casa, los cipreses, los naranjos y el limonero, el rosal y los jazmines.
A todos con la emoción luchando desde dentro les diré que estáis bien. Que mandáis saludos, besos y abrazos.
Volveré a casa a en mayo  y en las hermosas noches llenas del aroma, del galán y el jazmín buscaré la estrella que un día en mi locura te regale.
Cogeré la flauta, la guitarra tal vez, y haré sonar las notas de – “Volver a Empezar” – como cada día, como cada hora, como cada segundo, volver a empezar.
Volveré a empuñar la espada de la Hermandad Blanca.  Como un caballero de hojalata  “desface dor de entuertos”.
Volveré a casa en mayo y pediré a la primavera que vuelva  a hacer otro milagro, ahora conmigo.
En mayo, en casa:  la tierra, el fuego, el  viento y el agua, me ayudarán a reinventarme una vez más.
Volví  a casa en mayo. No estaban los perros esperando. Las nenas tampoco jugaban en el patio. Te llamé, nadie contestó mi llamada.
Me senté con la flauta al lado del jazmín. Las golondrinas iban y venían reconstruyendo  el nido del  farol que los inquilinos en su ignorancia les habían roto. Con bolitas de barro en sus picos iban y venían volviendo a empezar.

Toni Carrión