jueves, 16 de junio de 2011

El Pueblo




Ves, ese niño que apenas llega al picaporte para entrar en casa, ese soy yo.

Esa niña de coletas que corre tras del aro, esa soy yo.

Esa niña que cuenta con los dedos y levanta los ojos al cielo. También soy yo.

Ese muchacho que dice: Aquí, pásala, mientras corre, ese también, también soy yo. El joven que se pone llorando, herido en su amor, delante de la hoja en blanco. Ese también soy yo.

La joven, adolescente, que prueba por primera vez. También.

La veinteañera que mira, tras los cristales.

El Veinteañero que canta la revolución deseada. También esos dos, soy.

Soy la madre que hace fuerza en el momento del parto y el padre que mira tembloroso y rezando.

La mujer que levanta su puño y el hombre que le coge la mano. Estos también.

El hombre que ama a otro hombre y la mujer que ama a otra mujer. También soy yo.

El trabajador, que no sueña porque no puede. La obrera que se enfrenta sin miedo para no ser marginada por su sexo. Estos, claro, también soy yo.

Soy el anciano que busca el sol en invierno y la anciana, con pañuelo negro,  que sentada en una silla teje la bufanda del nieto.

Y soy quién nace y quién muere, quién llora y quién ríe. Quién goza y quién sufre. Quién está sano y quién está enfermo.

Soy quién dice basta y quién pide libertad.

Soy el único soberano. El científico y el trovador.

Soy un hijo del pueblo y el pueblo soy yo.

Y como el pueblo soy maltratado y difamado.

Como el pueblo soy ninguneado e ignorado. Soy esclavo y hambriento, mendigo, lastimero.

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