domingo, 6 de febrero de 2011

El Camino en el Viento III · La Gran Obra


El Camino en el Viento III · La Gran Obra


El Alquimista entro en su recinto sagrado. Encendió el fuego que purifica y transmuta. Se acomodo y centro su pensamiento en el ritmo de su corazón. En ese punto donde aún no ha nacido el latido y donde ya ha terminado. Ese punto que no es sístole, ni diástole, y es donde nacen ambos.

Permaneció de este modo hasta que amaneció. Con la luz del nuevo día dejó que el fuego le elevara hasta el universo. Igual que de la madera, con la hoguera, sale el humo que se eleva hasta el cielo.

El Alquimista en su creación encuentra La Piedra Filosofal. Descubre como transformar metales en oro. Obtiene el elixir de la eterna juventud. Pero estos hallazgos no lo entretienen. No tienen importancia. Él busca la autotransformación. Esa es su meta. Ser un ser nuevo, con todas sus potencias perdidas rehabilitadas. Estar en armonía perfecta con la vibración del universo.

Esa es “La Gran Obra” que se realiza constantemente, segundo a segundo, sin parar.


El Iniciado sabe que el Santa Sanctórum de cada persona está en su propio cuerpo. Está dentro de nosotros.

Sabe que el fuego que purifica y transmuta es EL AMOR, con mayúsculas. Sabe que el AMOR es la única energía capaz de purificar al hombre. De limpiar la mente de egocentrismo. De modificar nuestro comportamiento libremente. De ponernos alas. De transmutarnos.

El Iniciado sabe que el ritmo del corazón nace de nuestra verdadera esencia. Así como nuestros hijos nacen de nosotros y no somos ellos, el latir del pecho nace de nosotros y no somos él.

Sabe que el tiempo no tiene tiempo y que sólo amanece cuando vemos dentro de nosotros mismo. Tal y como el sol cuando sale hace cambiar la realidad de lo que percibimos. Cuando amanece en la consciencia  y en la conciencia se modifica la percepción de la vida.

El Iniciado conoce algunos de los diferentes niveles mentales, y sabe, que cada nivel tiene sus leyes específicas que lo rigen.

En un nivel superior, donde no haya enfermedad, todo lo que accede a ese nivel queda automáticamente curado.

Si vives en la selva y sales de ella ya no te tendrás que preocuparte para no ser devorado. Fuera de la selva no rige la ley de la selva. Hay otras leyes.

Un hombre en la Tierra está bajo la ley de la gravedad, y el mismo hombre en el espacio  no está afectado por ella, pues casi no hay.

Igual que la ley cambia dependiendo de donde estás, las leyes que rigen el ser humano cambia dependiendo de en donde está situada la consciencia y la conciencia. Hechos que en algunos niveles son verdaderos milagros en otros,  son lo más natural del mundo.

El Iniciado sabe que toda la vida tiene como meta poder realizar La Gran Obra.  Igual que el gusano vive toda su vida para llegar la momento de ser una mariposa.

Sabe que los hallazgos en su camino pueden desviarle de su propósito, y que no tiene tiempo que perder. Que recrearse con los dones encontrados le debilita en su voluntad.

Sabe que para poder alcanzar la gran obra ningún deseo debe haber en su corazón aparte de su realización.

Sabe que cuando llegue a ELLA nada le faltará (aunque ese no sea el propósito).

Sabe que el AMOR le hará participe de sus más grandes secretos.

El Iniciado sabe que así es, y así se cumple.


Toni Carriónhttp://toniancp.com

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